Esto es lo que te pasa si comes alimentos en los que se ha posado un insecto
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Los insectos se convierten en una verdadera pesadilla cuando llega el verano, y es que el calor hace que estén presentes para molestar a cualquier persona tanto en espacios interiores como exteriores, por lo que es importante saber cómo librarse de ellos o impedir que accedan a donde tú estás. Hoy te contamos lo que pasa por comer alimentos donde se han posado insectos, ya que en época de calor es habitual que haya moscas y otros insectos rondando a cualquier persona, incluso cuando se sienta a comer.
¿Qué pasa si un insecto se posa en tu comida?
Una estampa muy habitual en verano es estar comiendo en una terraza, en la playa o casi en cualquier otro lugar y que una mosca o cualquier otro insecto se pose en el plato o en la comida. Cuando esto sucede siempre se hace un movimiento con la mano para espantar a cualquier insecto, y surge la duda de si habrá algún problema por comer esos alimentos después de que un insecto se haya posado sobre ellos, aunque fuera por un segundo, ya que ha habido contacto.
Zachary DeVries, doctor y profesor adjunto de entomología urbana en la Universidad de Kentucky, en Estados Unidos, explica los potenciales riesgos de que un insecto se pose en la comida, dejando claro que el problema no está en el propio insecto si no en los lugares en los que se haya podido posar antes de llegar a tu plato. Lo habitual es que las moscas merodeen alrededor de basura, heces, animales descompuestos y residuos vegetales, y al posarse entra en contacto con toda esa contaminación, que pasa después a tu comida al posarse en ella, ya se en los propios alimentos o en el plato.
El tipo de insecto es también un detalle clave para saber el riesgo, siendo los más peligrosos moscas y cucarachas ya que son los que más patógenos y bacterias transportan de un lugar a otro, pasen por donde pasen, pudiendo ser portadoras de problemas como E. coli, salmonela, fiebre tifoidea o cólera, entre las más comunes, y otras que se pueden contagiar por transmisión mecánica por alimentos, como hepatitis infecciosa, lepra, diarrea, disentería, infecciones urinarias, inflamación o abscesos de pus.
El proceso es muy sencillo, y comienza cuando, por ejemplo, el insecto se posa en unas heces, lo que hace que sus gérmenes se transfieran a sus patas o a su cuerpo con el contacto. Al posarse en tu plato, en tu comida o en tus utensilios de cocina, esos gérmenes se vuelven a transferir, lo que hace que tu comida se pueda quedar plagada de patógenos y bacterias que pueden llegar a suponer un grave problema de salud.
Por si lo anterior fuera poco, las moscas pueden vomitar en tu comida sin que te des cuenta, al igual que pueden defecar o poner huevos sobre lo que sea que te vas a comer. En cuestión de segundos, mueves la mano para que la mosca se quite de tu plato, y en ese mínimo tiempo te puede haber dejado un «regalito» terrible en el plato.
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